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Por Raymond Malewitz, Profesor de Inglés en la Universidad Estatal de Oregón
Mientras que completamos la transición de la infancia a la madurez, comenzamos a darnos cuenta de que las cosas, las personas y los eventos a menudo no son lo que parecen ser. A veces, este entendimiento puede ser divertido, pero también puede ser inquietante o confuso.
Los niños a menudo reculen ante esta turbia confusión, prefiriendo un mundo simple en el que lo que ves es lo que hay. Los adultos, por otro lado, a menudo AMAN esta confusión, tanto que a menudo nos contamos historias solo para evocarla. Ya sea que huyamos de él o lo disfrutemos, no dudes: la "ironía" es una característica dominante de nuestras vidas.
En los términos más sencillos, la ironía ocurre en la literatura Y en la vida cuando una persona dice o hace algo distinto de lo que ellos (o nosotros) esperamos que digan o hagan. Así como hay innumerables formas de malinterpretar el mundo [lo siento, chicos], hay muchos tipos diferentes de ironía. Los tres tipos más comunes que encontrarás en las aulas de literatura son la ironía verbal, la ironía dramática y la ironía de la situación.
La ironía verbal ocurre cuando un hablante nos dice algo que difiere de lo que quiere decir, lo que pretende o lo que requiere la situación. Muchos memes populares de la Internet aprovechan de esta diferencia, como en este ejemplo:
El cuento "El barril de amontillado” de Edgar Allan Poe ofrece un ejemplo más complejo de la ironía verbal. En la historia, un hombre que se llama Montresor atrae a otro hombre, llamado Fortunato, a las catacumbas debajo de su casa, fingiendo que quiere su consejo sobre una compra de vino.
En realidad, piensa asesinarlo. Brutalmente. ¡Por encerrarlo en esas catacumbas [alerta de spoiler]!
A medida que los dos hombres caminan por las catacumbas, Fortunato tiene un ataque de tos. Montresor parece consolarlo en el siguiente intercambio, rico en ironía:
"-Venga -le dije enérgicamente-. Volvámonos. Su salud es preciosa, amigo mío. Es usted rico, respetado, admirado, querido. Es usted feliz, como yo lo he sido en otro tiempo. No debe usted malograrse. Por lo que mí respecta, es distinto. Volvámonos. Podría usted enfermarse y no quiero cargar con esa responsabilidad.
-Basta -me dijo-. Esta tos carece de importancia. No me matará. No me moriré de tos.
-Verdad, verdad -le contesté-."
[tr https://ciudadseva.com/texto/el-barril-de-amontillado/]
Si solo prestáramos atención a la apariencia de las palabras de Montresor, pensaríamos que él estaba realmente preocupado por la salud del pobre Fortunato mientras tose. También pensaríamos que Montresor quiso ser amable con Fortunato al confirmar que que no iba a morir de la tos.
Pero conociendo las verdaderas intenciones de Montresor, las que revela al comienzo de la historia, podemos entender la ironía verbal que influye en estas garantías. Fortunato no morirá de tos, Montresor sabe, pero definitivamente morirá.
Esta escena también es un gran ejemplo de la ironía dramáticas. La ironía dramática ocurre cuando le falta a un personaje información importante que afecta la trama que lo rodea.
Fortunato, en este caso, cree que Montresor es un schlub amigable que tiene mal gusto para el vino y una curiosa costumbre de almacenar su vino cerca de los cadáveres de sus antepasados. El placer de leer la historia radica en parte en saber lo que Fortunato no sabe-- que él está caminando hacia la trampa de Montresor. Nos gusta, en otras palabras, la diferencia irónica entre nuestra forma sofisticada de entender el mundo y la simple cosmovisión de Fortunato.
Finalmente, la historia posiblemente incluye Un gran ejemplo de la ironía de la situación. Como su nombre demuestra, la ironía de la situación ocurre cuando las intenciones de los personajes se frustran, cuando la gente hace ciertas cosas para lograr un resultado esperado, pero de hecho sus acciones producen el resultado opuesto.
Al comienzo de la historia, Montresor les cuenta a sus lectores que su proyecto tendrá éxito solo si él puede "dar a entender a quien le ha agraviado que es él quien se venga." [tr. https://ciudadseva.com/texto/el-barril-de-amontillado/]
En otras palabras, Fortunato no solo debe saber que ha sido engañado pero también por qué fue engañado y por qué tiene que morir. Si esta es la intención de Montresor, sin embargo, lo hace de una manera bastante extraña, ofreciendo a Fortunato innumerables sorbos de vino que lo emborrachan durante su viaje por las catacumbas.
Al final de la historia, Montresor ciertamente se sale con la suya, pero no nos queda claro que Fortunato (¡o Montresor!) sabe por qué merece una muerte tan terrible.
¿Por qué insiste Montresor en decirnos que su historia es una de éxito?
Una razón puede ser que le preocupe la ironía de la situación que envuelve su historia y que quiere cubrir la realidad de esa ironía con la apariencia de triunfo. Se ha salido con la suya, y Fortunato sabe por qué debe morir.
Si los lectores rechazan este resultado deseado, probándolo contra la confusión de Fortunato al estar encadenado a una pared y encerrado en ella, viajan más allá que incluso Montresor está dispuesto a viajar en las catacumbas oscuras de la ironía.