¿Qué es el Oxímoron? (Subtítulos en español e inglés. Para ver los subtítulos en español, haz clic en "Settings")

Por Ray Malewitz, Profesor de Inglés en la Universidad Estatal de Oregón

Traducido por Raisa Cañete Blazquez

Para entender el significado del término oxímoron, veamos el origen de la palabra. La primera parte de la palabra deriva de la palabra del griego antiguo “oxus,” que significa afilado. La segunda parte de la palabra viene de la palabra del griego antiguo “mōros,” que significa desafilado o tonto. Si las juntamos, nos queda un concepto muy extraño: afiladamente desafilado. Como su origen sugiere, el oxímoron es en sí un oxímoron; es un término retórico que describe palabras o frases que, cuando van juntas, crean paradojas o contradicciones. Esas contradicciones parecen estúpidas, pero cuando nos paramos a pensarlo, suelen acabar siendo observaciones agudas sobre nuestro mundo.

Apresurémonos lentamente a un ejemplo. Uno de los estados que hace frontera con Oregón es Nevada, y en él se encuentra la ciudad de Reno. Esa ciudad, como muchos sabrán, se hace llamar “la ciudad pequeña más grande del mundo,” lo cual parece estúpido. ¿Cómo se puede medir la ciudad pequeña más grande? Este eslogan viene de principios del siglo XX, cuando Reno era bastante pequeña. Pero, como el oxímoron sugiere, incluso en aquel entonces, Reno aspiraba a ofrecer el mismo tipo de servicios de “gran ciudad” que las mega-ciudades dominantes de esa época—Nueva York, Chicago, Filadelfia, entre otras. Y así, el oxímoron es afiladamente desafilado, o apropiadamente inapropiado.

 

Los oxímoron son un recurso literario favorito de los poetas, concretamente cuando expresan sentimientos complejos como el amor y el deseo. Por ejemplo el soneto. Una característica de este tipo de poema es su tendencia a describir el amor como una mezcla extraña de dolor y placer. Aquí tenemos un ejemplo de Francesco Petrarch, el creador de la forma:

Dulce ira, desdén dulce y dulces paces,
dulce mal, dulce afán, dulce gemido,
dulce discurso dulcemente oído,
que de aire dulce o dulces llamas haces:

Alma, calla y tus penas no rechaces,
templa el dulce amargor que te ha ofendido,
que un dulce honor amando has conseguido
a la que dije: Tú sola me places.'

(El Cancionero 205)

Y aquí va otro de la serie de sonetos del siglo XVII de Lady Mary Wroth “Pamphilia a Amphilanthus,” que describe el doloroso placer que la narradora siente al pensar en su amado:

Calor en el deseo, mientras pruebo la escarcha del cuidado,
Queriendo a mi amor, el exceso de amor
quema, aunque también congela, mejor estar en el infierno.

Más conocido, Shakespeare también se une con Romeo y Julieta, cuando, al principio de la obra, Romeo contempla sus sentimientos hacia su primer amor, Rosalina (antes, por supuesto, de conocer a Julieta):

“¡Amor discrepante, Odio amante!
Rara confusión de la naturaleza,
caos sin forma, materia grave a la vez que ligera,
fuerte y débil, humo y plomo,
fuego helado, salud que fallece,
sueño que vela, esencia misteriosa!
No puedo habituarme a tal amor.”

Lo que todos estos oxímoron expresan es la mezcla de sentimientos extraña y enloquecedora que constituye el deseo petrarquista y que continúa dando forma a la manera en que pensamos en el amor a día de hoy. Tal y como canta el retórico contemporáneo John Cougar Mellencamp, “A veces el amor no siente como debería, / Así lo haces, duele pero sienta bien.”

Y para acabar, un último ejemplo de un oxímoron más complejo de Claude McKay y su famoso soneto “América.” En ese poema, el poeta jamaicano-americano transforma la convención petrarquista del placer/dolor para describir sus sentimientos complejos por el país del que hizo su hogar:

Aunque ella me da de comer el pan de la amargura,
Y hunde en mi garganta su diente de tigre,
Roba el aliento de la vida, y confesaré
¡Me encanta este infierno culto que pone a prueba mi juventud!

En el poema, se representa a América metafóricamente como el amor no correspondido de McKay, un lugar de inmensa belleza y oportunidades pero también un lugar de racismo, odio y violencia. Esta historia paradójica de América se representa en el oxímoron “infierno culto”, que en un principio parece una frase estúpida pero si la miramos de cerca revela un nítido retrato de las muchas contradicciones de la nación. Te animo a que leas el resto del poema para ver cómo McKay procesa este amor oximorónico y, de manera relacionada, cómo le da aire de nueva vida a un género muy antiguo.

Ver la serie entera: Una guía a los términos literarios