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Por Liz Delf y Marisa Williams
Traducido por Raisa Cañete Blazquez
¿Qué es un protagonista? La respuesta corta es que el protagonista es el personaje principal. Esa definición funciona bien como versión rápida, pero vamos a añadir un poco de matiz.
El protagonista es el personaje que empuja la acción, el del destino que más nos importa. En otras palabras, son parte de—y a menudo el centro de—el argumento o conflicto de la historia, pero también suelen ser el corazón emocional de la narración.
A veces es fácil señalar quién es el protagonista de una historia. Por ejemplo, la memoria gráfica Persépolis de Marjane Satrapi va sobre la revolución iraniana, y explora las preguntas de identidad, violencia de estado, y feminismo. Sin embargo, en el corazón de la historia, está la misma Marjane de joven. El argumento se centra en su experiencia como una mujer joven, y el clímax de la historia es su dolor y enfado por la muerte de su amigo.
Aunque nombrar al protagonista de Persépolis es bastante sencillo, no es siempre el caso. A vece identificar al protagonista puede ser un poco más complicado.
A estas alturas, añadamos otra característica del protagonista: CAMBIAN. Normalmente toman decisiones, actúan, y las repercusiones hacen que cambien.
Esto podría ser simplemente otra forma de decir que son el corazón emocional de la historia, pero vale la pena señalar un punto clave. En algunas obras de ficción literaria, no hay un gran giro inesperado o una sorpresa, y puede ser difícil identificar el sentido, mucho menos el personaje principal. Intenta preguntarte: ¿Quién cambió en esta historia? ¿Quién empezó en un lugar y se movió (emocionalmente, mentalmente, relacionalmente) a otro? ESE es a menudo el sentido de la historia.
Aquí va otro ejemplo: la historia “Las cosas que llevaban” va sobre un pelotón de soldados en la guerra de Vietnam, y cuenta detalles íntimos sobre cada uno de ellos. Sin embargo, en realidad es una historia sobre el teniente Jimmy Cross: empieza en un lugar—distraído y enamorado de una chica de su lugar natal—y termina en otro—dejando atrás sus sentimientos para ser un mejor soldado y estar más concentrado. El clímax emocional de la historia viene cuando quema sus cartas, las cuales ha estado llevando durante meses. Es una historia de guerra, sí, pero también es una historia sobre el paso a la adultez del protagonista, Jimmy.
Y otro lugar donde puede ser un poco difícil identificar al protagonista: cuando el título te engaña.
Algunas historias y series se llaman como el protagonista—la serie Percy Jackson, el libro de Roald Dahl, Matilda.
Pero ¡no siempre es el caso! Moby Dick, por ejemplo, es el nombre de la ballena. Aunque la ballena dirija el argumento, ciertamente no es el corazón emocional de la historia; la novela de Melville es en realidad sobre el hombre en el barco. El Mago de Oz es otro ejemplo conocido—Dorothy es claramente el corazón emocional de la historia, y quien cambia a medida que viene a apreciar el hogar que dejó atrás. A nadie le importa el crecimiento emocional del mago.
En muy pocas ocasiones, puede haber más de un protagonista, como en Romeo y Julieta. Vemos las dos perspectivas, ambos personajes cambian, ambos toman decisiones y actúan—y sus destinos son ambos el centro de la naturaleza trágica de la obra.
Un punto final: aunque el protagonista a menudo es el héroe, eso tampoco es siempre el caso. De hecho, ya estamos bastante familiarizados con el protagonista ANTI-héroe hoy en día, porque es bastante común en series de televisión recientes; se trata de un protagonista a quien le faltan las cualidades heroicas tradicionales (como la valentía o un fuerte código moral). Piensa en Walter White de Breaking Bad, o en un ejemplo más literario, Yago de Otelo, de Shakespeare.
El protagonista no tiene por qué resultar cercano o simpático; aunque no quieras ser su amigo, aún puede ser el protagonista.