¿Qué es el encabalgamiento? (Subtítulos en español e inglés. Para ver los subtítulos en español, haz clic en "Settings")
Por Jennifer Richter, Profesora de Inglés en la Universidad Estatal de Oregón
Traducido por Raisa Cañete Blazquez
A menos que seas un poeta—o mejor aún, un poeta francés—no te debe de sonar la palabra enjambment [encabalgamiento.] El encabalgamiento, de origen y significado francés “pasar por encima,” es un término poético para la continuación de una frase o expresión de una línea de la poesía a la siguiente.
Normalmente, una línea encabalgada carece de puntuación en el salto de línea, llevando al lector de manera rápida y fluida—sin interrupción—a la siguiente línea del poema.
Es posible que tampoco conozcas a la poetisa Mary Oliver. Añádela a tu lista de lecturas de verano.
¿Por qué?
No tienes que ser bueno.
Esa es la primera línea de uno de sus poemas. Venga, ¿qué más puedes pedir de una primera línea?
En su Manual de Poesía: Una guía para entender y escribir poesía, Mary Oliver explica que “Cuando… el poeta encabalga la línea—tuerce la línea de forma que interrumpe una frase lógica—acelera la línea por dos razones: la curiosidad sobre la parte de la frase que falta incita al lector a apresurarse, y el lector irá el doble de rápido sobre el obstáculo de una pausa porque está ahí. Saltamos con más energía si hay un foso que si no lo hay.”
Esa es una razón por la que los poetas usan el encabalgamiento: para acelerar el ritmo del poema o para crear una sensación de urgencia, tensión, o aumentar la emoción mientras se lleva al lector de una línea a la siguiente.
Las líneas encabalgadas despiertan el interés del lector—si la frase o el pensamiento no se ha completado
en el salto de línea, la curiosidad (¿adónde vamos con esto?) nos lleva a la siguiente línea, lo cual puede complicar la línea anterior, ampliarla, o aclararla.
Los poetas también pueden crear una sensación de sorpresa o introducir algo de humor con las líneas encabalgadas, llevando al lector hacia ideas o sujetos inesperados.
El otro tipo de línea poética—lo contrario del encabalgamiento—se llama esticomitia, que sin ir más allá significa que al final de la línea se completa una frase o expresión, y a menudo, pero no siempre, termina con un signo de puntuación.
Muchos poetas usan ambos tipos de alineación en un mismo poema—como “hijas,” de Lucille Clifton—para conseguir efectos diferentes.
El poema de Clifton “hijas” invoca al linaje de mujeres fuertes del que se siente agradecida por formar parte. El poema empieza así:
hijas
mujer que alumbra la cabecera
de la cama de mi abuela,
mujer brillante, me gusta pensar
que le susurraste al oído
instrucciones.
La primera línea de Clifton nos ofrece una bellísima caracterización de una mujer—su cabeza alumbrando con sabiduría, quizás, o anillada con una aureola celestial. Pero como esa línea está encabalgada—ni la frase ni la imagen se completan al final de la línea—Clifton no deja a los lectores colgando; nos lleva en seguida a la siguiente línea, y nos pide que volvamos a ver esa primera imagen como algo más literal—un retrato colgado encima del cabezal de la cama.
Verás que la segunda línea es una esticomitia—fíjate, también, en lo diferente que es esa línea, en cuanto al tiempo.
Ahí, Clifton nos invita a pausar un poco y a visualizar por completo este linaje antes de seguir adelante.
“mujer brillante, me gusta pensar” conecta brevemente las reflexiones del hablante de la tercera línea y la brillantez de la bisabuela (¿recuerdas su cabeza alumbrando?), pero no termina el pensamiento—el encabalgamiento nos lleva directamente a la íntima (y también encabalgada) cuarta línea que aclara lo que se está pensando, y a la quinta línea que imagina lo que se podría haber susurrado.
Debido a que la alineación de “hijas” es encabalgada casi por completo, nos movemos suavemente a través del poema de Clifton y su acumulación ininterrumpida de fuerza y sabiduría femenina a través de las generaciones.