¿Qué es el punto de vista? (Subtítulos en español e inglés. Para ver los subtítulos en español, haz clic en "Settings")

Por John Larison, Instructor de Inglés en la Universidad Estatal de Oregón

Traducido por Raisa Cañete Blazquez


Punto de vista. Te suena el término, pero ¿qué significa realmente?

Empecemos con los videojuegos. Quizá has jugado a una aventura en tercera persona, viendo a tu personaje superar los obstáculos desde arriba. O quizá has jugado a disparos en primera persona, viendo la batalla desde los ojos del protagonista.

El punto de vista, sencillamente, es la perspectiva de la audiencia en cuanto a los eventos de la narración. La persona que cuenta la historia—ya sea un novelista o un creador de videojuegos—selecciona el punto de vista estratégicamente. Se pregunta, “Dados los detalles de la historia, ¿qué perspectiva dejará más satisfecho al público?”

El punto de vista tiene tres variaciones distintas. En el punto de vista en tercera persona, el público observa al protagonista navegando los desafíos de la historia. Deja que te cuente una historia rápida en tercera persona:

John iba de camino a clase cuando se resbaló del bordillo y metió sus zapatos nuevos en un charco de barro. Qué suerte la suya. Ahora él tiene que decidir: ir a casa, cambiarse los zapatos, y llegar tarde a clase—o presentarse en el colegio con los pies empapados.

Fíjate como los pronombres de “él” nos hacen ver la historia desde fuera. La tercera persona siempre se refiere al protagonista de la historia con los pronombres ella, él—o con opciones de género neutro.

La tercera persona puede ser “omnisciente,” que significa que el público tiene una perspectiva “como de Dios” de los eventos y puede seguir a muchos de los personajes de la historia. O también puede ser “limitada,” que significa que el público solo tiene acceso a uno o dos personajes especialmente importantes.

El punto de vista en tercera persona “limitado” varía según la “distancia psicológica.” ¿Cuánto puede ver el público de los pensamientos del
protagonista? Nuestra historia en tercera persona sobre los pies mojados es de “cerca,” por lo que podemos ver los propios pensamientos del protagonista en la frase, “Qué suerte la suya.”

Pero esta historia se podría contar con un punto de vista en tercera persona distante si la narración se basara solo en los hechos, como:

John iba de camino a clase cuando se resbaló del bordillo y metió sus zapatos nuevos en un charco de barro. Fue a clase con los pies empapados.

El punto de vista en “segunda persona” es menos común, pero también se usa de vez en cuando. Con la segunda persona, el público ES el protagonista navegando los desafíos de la historia. En papel, la segunda persona se ve así:

Ibas de camino a clase cuando te resbalaste del bordillo y metiste tus zapatos nuevos en un charco de barro. Qué suerte la tuya. ¿Y ahora qué? Ir a casa, cambiarte los zapatos, y llegar tarde a clase—o llegar a la uni con los pies empapados?

Fíjate que, en la segunda persona, tú eres el protagonista de la historia. La segunda persona es poco común en ficción y en grabación
porque limita la capacidad del contador de la historia de construir el carácter del protagonista. Cuando no puedes ver al protagonista, por ejemplo,
no puedes ver cómo es esa persona. Pero los contadores usan el punto de vista en segunda persona porque puede ayudar a que la acción de una historia se perciba como inmediata y cercana al público.

Finalmente, está la “primera persona,” que es el punto de vista más natural. De hecho, probablemente hoy ya lo has usado unas
cuantas veces. La primera persona es una historia contada por el protagonista al público. Echa un vistazo:

Iba de camino a grabar este vídeo sobre el punto de vista, cuando me resbalé del bordillo y metí mis zapatos nuevos en un charco de barro. Decidí presentarme aquí con los pies empapados.

Fíjate que, con la primera persona, el público está escuchando la historia. La primera persona es fascinante porque aprendemos sobre el protagonista desde los eventos de la historia—pero también desde la forma en la que el protagonista decide contarla. ¿La historia es sutil o presuntuosa—te la crees? Si no—si te ves dudando sobre la versión de los eventos del protagonista, te encuentras con una historia con un “narrador de poca confianza,” un protagonista en el que no se debería confiar.

Cuando te encuentras con una historia en primera persona en ficción, o en la vida real, pregúntate siempre, “¿Por qué esta persona está contando esta historia?” La respuesta a esa pregunta puede ayudarte a decidir si deberías creerla o dudar.

No dejes que el punto de vista te engañe. A veces, un narrador en primera persona usa el pronombre “tú,” en un recurso llamado “referencia directa.” Y es algo como esto:

Iba de camino a verte cuando metí el pie en un charco de barro.

Solo porque oigamos referencias de “tú” en una historia no significa que estemos ante el punto de vista de segunda persona. Aquí tenemos una historia en primera persona—"Iba de camino”—y el narrador simplemente hace referencia al público—“a verte.”

Por último, volvamos a los videojuegos por un momento. La verdad es que nunca ha habido un “juego de disparos en primera persona.” Un videojuego real en primera persona sería aburrido—en lugar de formar parte de la narración, estarías escuchando a tu personaje contarte sobre
cómo forma parte de la narración.

Entonces, si los llamados juegos en primera persona no usan el punto de vista de la primera persona, ¿qué punto de vista usan? No es la tercera persona, ¿verdad? Porque entonces estarías viendo a tu personaje desde arriba mientras supera obstáculos y desafíos. El llamado juego en primera persona sitúa al jugador dentro del cuerpo físico del protagonista; el jugador mira hacia fuera y ve lo que el protagonista ve.

Sinceramente, este tipo de juegos deberían llamarse “disparos en segunda persona.” En algún momento durante el desarrollo del juego,
los contadores—los diseñadores del juego—decidieron que el punto de vista más satisfactorio para esta aventura en concreto sería poner al jugador—tú—dentro de los zapatos barrosos del propio protagonista.

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