¿Cuál es la diferencia entre el ambiente y el tono? (Subtítulos en español e inglés. Para ver los subtítulos en español, haz clic en "Settings")

Por Lucia Stone y Marcos Norris, Instructores de Inglés en la Universidad Estatal de Oregón

Traducido por Raisa Cañete Blazquez

Ambiente y tono: ¿Cuál es la diferencia?

Dos formas con las que los autores se comunican con los lectores son con el uso del ambiente y del tono. Aunque ambas técnicas pueden provocar ciertas emociones fundamentales para entender una historia, los términos se confunden con facilidad.

El ambiente en literatura está firmemente basado en el lugar o contexto de la historia que revela el tema. La atmósfera física se construye escena a escena para crear una sensación de tiempo, lugar y realidad. ¿Es el mundo representado conocido para el lector en su realismo contemporáneo o es algo fantástico y reminiscente de un pasado lejano? ¿Qué apariencia, olor y sensación tiene todo? Y, lo más importante, ¿qué nos revela cada escena sobre el tema en cuestión? Estas son algunas de las preguntas que podemos hacer para profundizar más en el ambiente destacado en cada secuencia de una historia en desarrollo.

El tono, por otro lado, es menos un juego sensual y más la actitud de los protagonistas hacia el tema en cuestión. Está fuertemente relacionado con el punto de vista del narrador y se representa a través de la elección de palabras, ya sean explícitas o implícitas. Definitivamente, el tono contribuye al ambiente de una historia, pero se trata menos de crear resonancia emocional entre los lectores y más de comunicar los pensamientos del narrador o su estado de ánimo.

Aquí va otra forma de entender la diferencia entre el ambiente y el tono: el ambiente muestra el tema de la historia, mientras que el tono le dice al lector lo que los personajes piensan de ese tema.

Te lo voy a enseñar con dos ejemplos de literatura de dos eras distintas que comparten temas similares, Drácula de Bram Stoker y Entrevista con el vampiro de Anne Rice. La literatura sobre vampiros es un género en el que el ambiente y el tono son casi tan importantes como el argumento y la historia, por lo que los personajes en cada novela se convierten en conductos para comunicar una atmósfera de otro mundo especial que sólo puede existir a través de sus percepciones.

Drácula es una novela epistolar en la que la narración se entrega a través de una serie de anotaciones en un diario. El ambiente se establece a medida que la escena se desarrolla con el viaje del protagonista Jonathan Harker desde Londres, Inglaterra, a los montes Cárpatos en Transilvania a finales del siglo XIX. El primer ambiente afectado es el de la desorientación, con el contraste físico establecido claramente entre la Europa del oeste y del este por la referencia a los puentes literales que van por encima del Danubio en dirección hacia el este. Más adelante, el contraste se acentúa mientras seguimos al narrador por este reino desconocido al leer sobre su primera comida, “paprika hendl” (es pollo), un plato descrito como distinto, presuntamente, de la comida conocida para el paladar inglés de aquel entonces. Igual que al principio, el ambiente se sigue mostrando con la vista y el tacto, dirigiendo los sentidos hacia una escena desconocida–y el tema de la novela.

Para augurar el horror que está por venir, el ambiente se enfatiza con la actitud del narrador sobre ese tema. El tono denota aprensión y temor mientras el narrador nos cuenta de manera explícita su primera noche en un hotel extranjero: “No dormí nada bien…Había un perro aullando toda la noche bajo mi ventana” y “me tuve que beber toda el agua” pero “todavía tenía mucha sed”—posiblemente por los fuertes y desconocidos condimentos de la comida de la noche anterior. En este caso, el tono del protagonista coincide con el ambiente. Sin embargo, a veces el tono y el ambiente no concuerdan el uno con el otro.

Entrevista con el vampiro empieza de manera bastante literal con el punto de vista del protagonista, el mismo vampiro, que abre la novela lánguidamente con , “Ya veo…,” mientras se prepara para una entrevista con un joven periodista. Su actitud, o tono, es de naturalidad tranquila. Su tono coincide con el ambiente, establecido por el contexto más bien poco exótico de un paisaje urbano a través de la ventana de una habitación de hotel corriente. El diálogo alterna entre vampiro y periodista, monstruo y humano, mientras el ambiente de la realidad prosaica se revela a través de los simples detalles de una silla, una mesa y una grabadora. El terror tonal necesario para la tensión que se aproxima se proyecta a través de la actitud muy distinta del periodista sobre la escena: los lectores leen que el entrevistador “temblaba” and “retrocedía” con “sudor frío cayéndole por la cara.” En otras palabras, la razón se encuentra con la emoción en este enfrentamiento entre tono y ambiente. Se establece un fuerte contraste entre la actitud de los dos protagonistas hacia la escena,
y la audiencia se ve succionada. (Ya sabes, por los vampiros, que succionan sangre.)

Para un estudiante de literatura, estos momentos de tensión son emocionantes y reveladores. El ambiente muestra las escenas particulares que nos dirigen hacia el tema de una historia, pero el tono nos cuenta lo que cada personaje piensa realmente sobre el tema. Ambos son recursos necesarios para hacer que un mundo cobre vida en la página o en la pantalla.

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